Reflexiones clave para acompañar Círculos de sanación

La fuerza de los círculos radica en su capacidad de conectar corazones, abrir espacios de sanación y tejer una red de apoyo y amor. Sin embargo, llevar adelante un círculo también implica una responsabilidad profunda, que comienza con nuestra preparación interna.

En este post, quiero compartir algunas reflexiones clave sobre el acompañamiento en los círculos, inspiradas en el trabajo y aprendizaje que compartí durante estos años de camino.

Reflexiona sobre tu Propósito al Abrir un Círculo.

Antes de abrir un círculo de mujeres, es fundamental preguntarnos: ¿cuál es mi motivación? ¿Desde qué lugar deseo servir? El servicio en los círculos no es solo un acto externo, sino un compromiso que surge desde nuestro corazón. Abrir un círculo implica ofrecer nuestra sabiduría, dones y experiencia al servicio de la sanación, no solo para otras personas, sino también para la Pachamama y la humanidad.

Es importante recordar que no solo se trata de lo que ofrecemos, sino también de lo que traemos dentro. Antes de abrir un círculo, podemos preguntarnos: ¿qué heridas llevo dentro que necesito sanar? Reconocer nuestras propias vulnerabilidades, nuestras sombras y las cicatrices que aún están abiertas, nos permite estar más presentes y auténticas.

Cuando somos conscientes de nuestra humanidad, podemos acompañar mejor el proceso de los demás sin juzgar ni imponer nuestras experiencias. Porque en la circularidad, todos, sin importar el rol que desempeñemos, somos parte de un proceso de sanación que nos incluye a todas, facilitadoras y participantes por igual.

La primera vez que abrí un circulo femenino, el propósito más fuerte era el liberarme del karma que tenía con mi linaje femenino, realmente no sabemos todo lo que vamos cargando a través de otras vidas, todo el daño o el bien que hemos hecho. Cuando yo me enteré por mi lectura con Amawta que tenia un karma con las mujeres de mi estirpe, fue un golpe fuerte a mi consciencia, una reflexión a resolver esto en esta vida. Esa fue mi primera motivación aquella que hoy me ha traído hasta este lugar.

Por esto, es vital reconocer que no podemos ofrecer lo que no hemos trabajado en nosotras mismas. Si estamos desequilibradas o cargadas de caos interno, es difícil sostener la energía de un círculo. De ahí que el primer paso, siempre es mirar hacia adentro, sanar nuestras heridas y fortalecer nuestra base emocional.

Comprender nuestro propósito interno nos prepara para abrazar la dinámica circular que exploraremos a continuación

El Centro y la Circularidad

En los círculos amawticos, el concepto del «centro» es esencial. Este «taypi» representa el punto de anclaje que conecta la energía del círculo con la Pachamama. Para acompañar un círculo, debemos primero situarnos en ese centro, reconociendo nuestra luz y sombra, y luego retroceder hacia la periferia para permitir que la energía fluya de manera circular.

La cíclicidad del círculo refleja el ciclo de la luna, simbolizando los altibajos de la vida y la importancia de aceptar cada fase. Este entendimiento ayuda a manejar las emociones y experiencias. Sin embargo, aceptar esos ciclos, especialmente los momentos de oscuridad o pausa, puede ser uno de los mayores desafíos como facilitadoras.

Cuando los círculos entran en sus fases de «luna menguante» o en momentos de aparente oscuridad, es fácil sentir temor o incertidumbre. Nos invade la sensación de que debemos mantener la energía constante, que los círculos no deben detenerse ni pasar por períodos de silencio.

Pero, en la experiencia de acompañar círculos, aprendemos que esas pausas, esos espacios vacíos, también son parte del proceso. Son momentos en los que quienes participan y nosotras mismas como guías, podemos recargar nuestra energía, reflexionar y permitir que lo que ha sucedido se asiente como experiencia.

Al principio, fue muy difícil para mí esos aceptar momentos de oscuridad. No entendía cómo podría haber algo de belleza o aprendizaje en los momentos en que las mujeres se retiraban de maneras no tan bonitas, o cuando sentía que no había una conexión tan clara.

Ahora entiendo que esos espacios de pausa son necesarios para la renovación. Son como la tierra que necesita descansar antes de que nuevas semillas broten. Como guías de círculos, debemos aprender a abrazar estos ciclos, confiando en que cada fase tiene su propósito y que todo lo que comienza, tarde o temprano, también debe terminar para dar lugar a un nuevo ciclo.

«Recuerda siempre que los círculos que acompañas, son espacios vivos, que respiran, se mueven, ciclan, se renuevan, es su belleza y autenticidad, es lo que les permite crecer!!»

Los círculos nos invitan a movernos en espiral, elevando nuestra conciencia y apertura del corazón. Esta ciclicidad también refleja los procesos naturales: momentos de plenitud, menguante y renacimiento. Como facilitadoras o guías de círculos femeninos o mixtos, es importante abrazar estos ciclos y acompañarlos con amor y flexibilidad.

Al comprender el movimiento cíclico de los círculos, también reconocemos la importancia de desarrollar cualidades esenciales para guiar estos espacio

Dones Esenciales para Facilitar un Círculo.

Ser guía de un círculo requiere cultivar ciertas habilidades y dones, entre ellos:

  • Empatía: Abrir el corazón para sentir y comprender las emociones de quienes participan. Esto nos permite adaptar la dinámica según las necesidades del grupo.
  • Escucha activa: En los círculos, la palabra tiene un poder sanador. Escuchar con presencia y respeto, sin interrumpir, ayuda a sanar heridas de no ser escuchadas.
  • Respeto y no juicio: Cada mujer llega al círculo con su propia verdad y medicina. Honrar su experiencia, creencias y palabras es esencial para crear un espacio seguro.
  • Comunicar desde el corazón: Trabajar nuestra voz y palabras para que transmitan un mensaje claro y coherente con nuestro camino, con nuestras experiencias.
  • La coherencia y la autenticidad en la comunicación dentro de los círculos es fundamental. Esto permite un ambiente seguro y de confianza para todas las participantes.
  • La confianza y la lealtad son fundamentales en los círculos femeninos. Es esencial crear un espacio donde se respete la confidencialidad y se evite la deslealtad entre quienes participan.
  • Saber Fluir: Adaptarnos a las necesidades y energías del momento, permitiendo que la Pachamama y el grupo guíen el flujo del círculo.
  • Capacidad de facilitar y delegar: Coordinar las actividades y compartir responsabilidades fomenta la comunidad y el sentido de pertenencia.

Los Círculos como espacios de Servicio

Los círculos no son espacios para obtener reconocimiento personal ni ingresos materiales. Son lugares de servicio y amor, donde podemos compartir lo que hemos sanado en nosotras mismas. A través de ellos, también podemos contribuir a saldar deudas kármicas y sanar heridas ancestrales. Algo que es mucho más potente y poderoso para nuestro propio proceso.

Lo que me ha quedado claro, con el tiempo y la experiencia, es que los círculos deben generar un flujo constante de energía, que no se queda atrapado en una sola persona, sino que debe circular libremente, permitiendo que todas las que participan sientan ese sostén a través del dar.

Esto no solo se refiere a la abundancia material, sino también a la abundancia emocional, espiritual y del conocimiento que se comparte dentro de estos espacios.

En mi experiencia con el círculo Taypiri, las mujeres no solo recibieron apoyo material, sino que también experimentaron una transformación interna profunda, gracias a la riqueza de sabiduría y energía que cada mujer traía, y eso es maravilloso!!

Aprendí que, al permitir que todo lo que el círculo genera se distribuya de forma armónica, la abundancia fluye de manera equilibrada, entretejida en las experiencias compartidas, el aprendizaje colectivo y el crecimiento conjunto.

Cada mujer en ese círculo aportó algo único, y cada una se fue fortalecida por la medicina de las otras. Al final, este flujo constante de energía, esta circulación de la abundancia, no solo beneficia a cada individuo, sino que sostiene la comunidad en su totalidad, permitiendo que cada miembro reciba su parte de sanación, conocimiento y energía.

Cuando un círculo comienza a generar la abundancia solo para una persona, se convierte en algo cerrado, en un negocio. Pero cuando esa abundancia circula, se comparte y se reparte, se convierte en un acto de servicio verdadero, que respeta la ley de la reciprocidad, haciendo que el círculo se mantenga vivo, vibrante y transformador.

Esta es la confianza en la abundancia que nos da la Pachamama cuando estamos en servicio. ¿Crees que es posible?

La Pachamama nos llama a volver a la circularidad, a crear comunidades donde podamos reflexionar, conectarnos con la naturaleza y vibrar en armonía. Los círculos son semillas que, con cuidado y amor, pueden florecer en espacios de transformación profunda.

Atrévete a acompañar a las mujeres de tu comunidad

Si sientes el llamado de abrir un círculo, no temas. No necesitas tenerlo todo resuelto o ser «perfecta». Comienza con lo que tienes y con la intención pura de servir. La magia de los círculos radica en su simplicidad y en la belleza de compartir desde el corazón.

Cuando yo inicie mi camino circular, no tenia ni la menor idea de qué debía hacer, en ese entonces (el 2009) era muy poca la información existente y muy pocas las experiencias que podías vivir. hoy en día, tienes muchas posibilidades de aprendizaje a través de tu propia experiencia.

Un cambio comienza desde nosotras

Al final, lo que realmente queremos generar a través de los círculos es un cambio profundo en nosotras mismas y en el mundo. Y, como facilitadoras, tenemos el poder de iniciar ese cambio desde el momento en que nos conectamos con el propósito de acompañar a otros en su proceso de sanación. Este no es solo un acto individual, sino una acción que resuena más allá de lo personal, un movimiento que se expande y toca todo lo que nos rodea.

Es fundamental recordar que la sanación global comienza con la sanación personal. A través de nuestra conexión con los demás, podemos abrir puertas a nuevos ciclos de luz, de sanación, de aprendizaje y de comprensión. Lo que compartimos en un círculo no solo impacta a quienes están presentes, sino que también se irradia hacia el mundo exterior, creando una vibración colectiva de amor y conciencia.

Entonces, mi invitación para ti es a reflexionar sobre el cambio que deseas ver en el mundo. ¿Qué parte de ti está lista para sanar? ¿Qué acción de servicio puedes ofrecer, no solo al círculo, sino al mundo entero? Recuerda que cada vez que te entregas a acompañar el proceso de otros, estás contribuyendo a una sanación más grande, que tiene el potencial de tocar muchas vidas, de transformar corazones y de cambiar el mundo desde su raíz.

La sanación planetaria comienza con cada paso que damos, con cada círculo que acompañamos, con cada mujer que se atreve a conectarse con su verdadera esencia. La transformación comienza en ti, y cuando te conectas con esa energía, el mundo entero puede sentirla.

Con amor,

Warawara Neila Marquina
Wilumi y Mensajera de la Pachamama y las estrellas


Este post está inspirado en el video “Acompañar Círculos: Lo que Tenemos para Dar”.
Puedes verlo completo aquí.

¿Qué opinas?

Para profundizar en el llamado al servicio y el despertar de la conciencia femenina, te invito a leer esta entrada: Re-evolución Femenina: Mensaje a las Guardianas de lo Sagrado Femenino. Explora cómo las mujeres pueden reconectar con su poder interno y caminar juntas hacia la sanación colectiva.

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