Plantas Medicinales en el Camino de la Mujer Sagrada: Saber Ancestral para Sanar Cuerpo y Alma

Desde tiempos antiguos, las plantas medicinales han acompañado a la humanidad en su camino de sanación física, emocional y espiritual. Su sabiduría silenciosa nos enseña a reconocer los ritmos de la Madre Tierra y a respetar los procesos propios de nuestro cuerpo.

El pasado 20 de abril celebramos un Círculo de Plantas Medicinales en el que, entre aromas, aceites y flores, compartimos saberes, prácticas y memorias ancestrales. Hoy quiero compartir contigo algunas reflexiones y conocimientos que surgieron de ese hermoso encuentro.

En todas las culturas tradicionales, la mujer ha sido responsable de cuidar la vida: asistir partos, curar heridas, preparar alimentos sanadores, criar a los niños y cuidar la salud y el bien-estar de la tribu.

Aprendía de la tierra, observando las plantas, experimentando sus efectos y compartiendo ese conocimiento con otras mujeres. Estas enseñanzas pasaban de abuela-madre a hija, de comadre a comadre, transmitidas generación tras generación de forma oral y vivencial, sin necesidad de grandes tratados.

El rol de cuidadora, de curandera, partera o mujer medicina no era una excepción: era natural, parte de la vida. En muchos pueblos, era común ver a las abuelas preparar ungüentos de hierbas para curar heridas o acompañar los partos con ayuda de las plantitas.

Volver a este rol implica recuperar una relación viva y práctica con las plantas: no sólo saber sobre ellas, sino aprender a trabajar con ellas desde la observación, la práctica y la experimentación consciente. Desde la huerta, desde el botiquín, desde la alquimia femenina que desprenden nuestras manos.

Hoy, en un mundo donde la desconexión con la naturaleza es profunda, recuperar estos saberes no es solo un acto de memoria: es un acto urgente de sanación colectiva, un regreso consciente a nuestra medicina ancestral.

2. El Cuerpo como templo de vida

El cuerpo humano es un misterio, aunque la ciencia moderna estudia el cuerpo humano en su dimensión física, las tradiciones ancestrales nos invitan a verlo como un ser multidimensional: un tejido de cuerpos energéticos (ajayus) que sostienen nuestra vida en la Tierra.

Para los pueblos originarios, el cuerpo, es un don que recibimos de la Pachamama, un espacio sagrado que nos permite estar «aquí en la tierra» para vivir y experimentar la vida.

Desde la visión ancestral (amawtismo), la enfermedad se entiende como un desequilibrio más que como una agresión externa, por esto buscaremos no solo eliminar síntomas, sino restaurar el equilibrio perdido.

Conocer como funciona el cuerpo y que necesita, será esencial para la mujer sanadora. Para dar respuestas, no solo desde un lugar práctico, sino de también desde un lugar de profundo respeto a ese templo sagrado.

De ahí que para la Mujer Sanadora, el cuerpo es el templo que contiene a nuestra esencia divina, por tanto, la comprensión del cuerpo, el conocimiento, su cuidado, es parte de su labor, no solo a través de la alimentación, sino también sosteniendo su equilibrio mediante la medicina herbal.

En el mundo femenino, muchas dolencias tienen su raíz en la desconexión corporal: menstruaciones dolorosas, alteraciones hormonales, estrés crónico. Las plantas pueden ser una herramienta poderosa para escuchar nuevamente nuestro cuerpo y acompañar estos procesos de forma amorosa y respetuosa.

Las plantas seran las maestras que nos permitan conectar con nuestro cuerpo y poder luego ayudar a otros cuerpos, a partir de lo externo e interno. Desde baños de plantas medicinales hasta infusiones, tinturas u otros preparados. Trabajar con las plantas es, entonces, un camino de vuelta al cuerpo: un acto de escucha interna que restaura la relación sagrada con nuestra propia medicina interior.

3. La medicina herbal

El alimento, las plantas y las hierbas han sido nuestras primeras medicinas. Antes de la existencia de los medicamentos sintéticos, la humanidad utilizaba extractos, ungüentos, infusiones y pócimas hechas a partir de elementos naturales para cuidar la salud y sanar las dolencias cotidianas.

Muchas mujeres —abuelas, madres, sabias intuitivas— se acercaron a la alquimia en la cocina: con sus condimentos, sus infusiones, sus remedios caseros, eso nos recuerda que hay un llamado interno, una memoria ancestral que nos invita a retomar esta sabiduría femenina que sana no solo el cuerpo, sino también el alma.

Al recuperar los Saberes Ancestrales, es fundamental volver nuestra mirada hacia las plantas y su medicina. ¿Cómo comenzar este camino?

  • 1. Reconocer las medicinas que ya tenemos
    Antes de buscar afuera, es importante reconocer lo que ya habita en nuestro hogar. ¿Qué plantas, especias o hierbas usamos de forma intuitiva? ¿Qué saberes hemos recibido de nuestras mayores, quizás sin darnos cuenta? Identificar y valorar estos conocimientos es el primer paso para tejer nuestro botiquín de sabiduría herbal.
  • 2. Aprender sus aplicaciones con responsabilidad
    Más allá de conocer sus propiedades, es fundamental comprender cómo se utilizan correctamente: dosis adecuadas, modos de preparación, posibles contraindicaciones.
    Investigar, preguntar, leer y experimentar nos permite usar las plantas no solo como remedio ocasional, sino como aliadas reales de nuestra salud cotidiana.
  • 3. Integrarlas en nuestra vida diaria
    La medicina herbal cobra vida cuando la hacemos parte de nuestro día a día.
    Preparar nuestras propias infusiones, ungüentos o baños medicinales, compartir los resultados con nuestro círculo íntimo, y dar espacio a las plantas en nuestro hogar es una forma de honrarlas como abuelas medicina.

Recuperar la sabiduría de las plantas no es un simple regreso a «lo natural»: es un acto consciente de soberanía, una elección de reconexión profunda con nuestra salud, con nuestra autonomía y con la Pachamama.

Por eso, es importante recordar que cada pequeña práctica, cada planta que honramos y usamos con respeto, es un paso hacia la recuperación de nuestra medicina interior, en el camino de la Mujer Medicina que somos.

Por otra parte, las plantas son seres vivos con formas de conciencia distintas a la humana, pero igualmente reales y presentes. Hoy sabemos, incluso desde la ciencia, que las plantas reaccionan a estímulos, se comunican entre ellas y responden a su entorno de maneras sutiles pero poderosas.

Trabajar con plantas medicinales implica mucho más que conocer sus propiedades físicas: es aprender a dialogar con su espíritu, comprender su medicina profunda.

Desde esta conciencia viva, te invito a descubrir a nuestras aliadas esenciales: las plantas maestras que nos acompañan en el camino de la sanación cotidiana.

5. Un Botiquín Herbal Básico

Crear un pequeño botiquín de plantas medicinales es un primer paso accesible para integrar esta sabiduría en nuestra vida diaria. Aquí te comparto algunas plantas esenciales con las que puedes comenzar:

🌿 Manzanilla:

  • Alivia problemas digestivos, calma los nervios, facilita el sueño.
  • Invita a la dulzura y a la calma interna.

🌿 Lavanda:

  • Ayuda a gestionar el estrés, la ansiedad y actúa como antiinflamatorio natural.
  • Enseña a soltar tensiones acumuladas.

🌿 Romero:

  • Estimula la circulación, depura el hígado, mejora la concentración mental.
  • Aporta claridad y fortaleza interna.

🌿 Salvia:

  • Planta femenina por excelencia. Regula los ciclos hormonales, ayuda en dolores menstruales y fortalece el sistema inmunológico.

🌿 Melisa (Toronjil):

  • Regula el sistema nervioso, ayuda a relajar la mente y el corazón.
  • Especial para insomnio leve y estados de ansiedad.

🌿 Hinojo:

  • Sus semillas facilitan la digestión, alivian gases e hinchazón abdominal.
  • Muy utilizado también para apoyar la lactancia materna.

🌿 Diente de León:

  • Poderoso depurativo hepático y renal.
  • Ayuda a eliminar toxinas y a revitalizar la energía vital.

Combinaciones Sugeridas:
Estas son las básicas que me acompañan y con ellas te dejo algunas recetas que pueden formar también parte de tu vida:

  • Ciclo de depuración: Infusión de manzanilla + diente de león + jugo de limón + una cucharadita de miel, en ayunas durante 7 días.
  • Para conciliar el sueño: Infusión combinada de lavanda y melisa antes de dormir.
  • Después de una comida pesada: Mezcla de romero, manzanilla e hinojo para facilitar la digestión.
  • Estrés y mente nublada: Tisana de romero y lavanda para recuperar la claridad mental.
  • Dolores menstruales o cuidado del ciclo femenino: Infusión de salvia sola, o combinada con melisa e hinojo para aliviar el dolor y equilibrar la energía femenina.

Cada mujer puede empezar con pocas plantas en su botiquín herbal, cultivando el conocimiento paso a paso, desde la práctica consciente y la escucha amorosa del cuerpo. Confiar en las plantas y en nuestro cuerpo es también confiar en la sabiduría profunda de la vida.

¿Qué plantas son tus maestras?

Me encantaría leerte: ¿Qué plantas acompañan tu camino? Déjame tu comentario abajo.


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Te espero con el corazón abierto.

Warawara Neila Marquina
Wilumi y Mensajera de la Pachamama y las estrellas

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