Esta luna llena de noviembre fue hermosa… íbamos a celebrarla como siempre en medio de la montaña, en un hermoso templo de tierra roja, el templo de fuego. Cuyo color nos recuerda el camino que hemos elegido, un camino de conexión con la Pachamama.
Sin embargo, una vez más la Pachamama nos dió una gran lección de humildad, cuando nos dirigiamos hacia el templo, la presencia y la voz fuerte del gran Apu Tunupa, el señor de los rayos se hizo escuchar, los truenos y los grandes nubarrones que se nos pusieron encima anunciaban una inminente lluvia.
Íbamos como siempre, los que teníamos que ir. Después de tantos años de circular y ceremoniar sabemos que nosotros no convocamos, sino es la Madre Tierra, la Abuela luna que llama y simplemente nuestros corazones resuenan con ese llamado y esa experiencia.
Así que ahí estaba con mi peque de dos años, una amorosa abuela y mis hermanitas y jilatas de camino, en medio del bosque con una inmensa lluvia a punto de caer sobre nosotras.
Entonces llamamos al Amawta, la casualidad o no quiso que estuvieramos cerca de su casa y fuimos casi volando a refugiarnos bajo el techo de su casa, que humilde pero amorosa nos acogió a todos mientras nos mirábamos sorprendidos por la tremenda lluvia que caía fuera.
Particularmente, la lluvia es una hermosa señal en estos momentos, la Abuela luna es también la regente del agua, y el Agua o Mama Uma, para nosotros en todas sus manifestaciones siempre está relacionada con nuestras emociones. Por lo tanto, después de tanta movida emocional que tenemos a causa de temas políticos, esta luna llena nos trajo su mayor regalo y vino especialmente a limpiarnos la energía que podíamos haber albergado en nuestro campo vital, ademá de esas heridas que están en nuestro corazón…. Esta para nosotros una hermosísima señal, de que aún estamos siendo sostenidos por los seres invisibles que nos aligeran el peso y las cargas que llevamos.
En fin, todos con cara de circunstancia pensamos que podíamos hacer y finalmente decidimos hacer la ceremonia allí mismo, en nuestro pequeño refugio, entonces pusimos nuestro altar muy sencillito lleno de pétalos de rosa, flores y algunas velitas y el Amawta comenzó la ceremonia hablándonos de la importancia de nuestros ancestros, de las cargas que llevamos tanto positivas como negativas y de la importancia de honrarlos, de pedirnos perdón y perdonar y otras hermosas palabras que fueron brotando tanto de Amawta como de quienes estábamos presentes.
Fuera los rayos y truenos, movían una gran orquesta, dentro también se removían nuestras emociones y las lágrimas de algunas de nosotras brotaban como el agua para limpiar y aligerar nuestro corazón… Fue una luna llena breve, hermosa intensa, al finalizar mi niño por primera vez aprendió a soplar las velas que habíamos prendido y mientras cerrábamos el círculo derramaba las semillas a nuestros pies y alrededor de las velas…
Al verlo, me pasan mil cosas por la cabeza, como madre el amor me crece al ver cada pequeño acto que realiza, la alegría de aprender algo nuevo, de reír y mostrar su alegría a todos los presentes a pesar de tantas horas, sin haber comido su comida, habiendo salido de su zona de confort, acompañando a sus papás a estas aventuras! es un maestro, su sonrisa, su risa, su capacidad de no apegarse, de no responder a la seriedad, a la rigidez a las normas, me recuerda a mi propia niña interna, que camina sin miedo y que ahora no es tan rígida, que no tiene que ser tan buena niña quieta y calladita mientras los adultos hablan.
Seguramente para otras personas, tener un niño en una ceremonia de luna llena o de cualquier tipo sea algo incómodo, es normal y puedo entenderlo, pero a la vez me compadezco de los niños internos que habitan dentro de nuestra rigidez y nuestra incapacidad de aprender de lo sencillo y lo simple.
Alguien me dijo que debido a las circunstancias, debía haber cancelado la celebración de la luna y no improvisar… Pienso yo, la Pachamama me ha dado suficientes lecciones para saber que todo sucede cuando tiene que suceder, que todos estamos en el lugar que estamos por alguna razón… que la magia sucede en lo cotidiano cuando aprendemos a ver que tras de las dificultades está lo esencial.
Siempre hemos celebrado la luna llena, otras veces la lluvia caía sobre nuestros rostros mientras mirabamos al cielo agradeciendo por nuestra vida y la vida de quienes nos rodeaban, es la primera vez que lo hicimos dentro de una casa… amorosa, una cueva que apareció en medio de la montaña para acogernos… Siento que aún tenemos mucho que aprender, amar nuestras experiencias en vez de mirarles todo lo negativo, aprender a abrazar todo lo que nos sucede, aceptar que no todo es como nos lo imaginamos, que la vida es una sorpresa constante y contínua y que por más que planifiquemos… al final se hará lo que la Pachamama quiera. En mi vida esta es mi experiencia… y esta mi reflexión.
Gracias por leer…
Jallalla!!! Feliz mes lunar..
Warawara Neila Marquina
Sacerdotisa de la Pachamama (Madre Tierra)
Sabiduría Amawtica Femenina para el nuevo tiempo
2 respuestas a “Salir de nuestra comodidad… Luna con lluvia reflexiones”
Qué bella reflexión, Neila. Abandonar nuestra zona de confort para encontrarnos con esa niña/o que tenemos dentro y que se aburre de tenerla tan encorsetada.
Muchas, muchas gracias
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Gracias Rosita! ❤ Si a veces las más bellas enseñanzas se dan en momentos más inesperados. Un abrazo del alma y de luna hermanita!
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