El camino amawtico es mucho de afrontar los miedos, de subirse a la montaña incluso aunque haga frío o sea de noche, o hasta dormir en una cueva. Pues bien, con ese espíritu elegí este tema, de «Sanar la relación con papá» o acaso el tema me eligió a mí, seguramente porque yo hubiera querido salir corriendo, algo que se me suele dar muy bien cuando algo no me gusta, o me da pereza o tiene algo que enseñarme.
Dentro del magnífico proyecto «Sanando en Tribu», será la última cuestión que se trate en este mes de marzo entorno al «Masculino Sagrado» y os confieso que era desde luego la temática que menos me apetecía tratar y entiendo ahora que es porque aún tengo que superar mucho de él, por eso la Pachamamita sabia me da esta oportunidad de sanar.
Desde luego el peso que tiene el clan familiar lo sabemos todos, pero yo lo constaté con esos primeros ejercicios de revisión de las creencias de la formación «Mujer Sagrada» con Warawara.
Jamás hasta ese momento me había planteado esa pregunta tan importante y simple como ¿Qué es para mí ser hombre o ser masculino? o ¿La figura de papá qué significa para ti? Cuando contestas sin poner mucha mente y conectada al corazón hablan por ti las palabras que llevas guardadas en el inconsciente, las imágenes de tu infancia, lo que para ti es tu verdad interior. Y te sorprende verte escribir palabras como rechazo, vergüenza, frialdad, incomodidad, falta de autenticidad, culpa, rencor.
¿Yo? ¿Después de todos estos años aún siento así por ti papá? Y realmente creo que nada raro pasó, solo una relación imperfecta, entre dos seres imperfectos, en una misión perfecta de aprendizaje.
¿Cómo me hubiera gustado que fuera? Idílica, haber tenido una relación donde el contacto físico no hubiera estado teñido de tensión, sospecha, incomodidad, que fuera como la de otras amiguitas que se sentaban en el regazo de su padre. A mí nunca me apeteció hacer eso a partir de una edad muy temprana. Pero quisiera haberme dejado abrazar por ti sin temor, con relax, con cariño, vaya. Y no fue así, no sé aún porqué.
Aún me duele el no saber portarme con los hombres, ni vivir desde mi masculino sagrado, puesto que creí que tú, se supone que el principal referente de esta cualidad, no la pudiste encarnar como te hubiera gustado. La razón la busco en que naciste en plena guerra civil española, tuviste una infancia hiper religiosa y fuiste desterrado de niño por tu propia madre a un internado. Pero ya no te culpo como causante de nada, ni a mí.
Pero ¿estoy lista para decir adiós a la hija temerosa, a la niña insegura?
Sé que mi camino es aprender primero a valorarme como mujer, ya no como hija sino como mujer adulta, independiente, dueña de sí misma, heroína de su propia vida. Reconocerme como una mujer capaz de mirar a su pasado, descongelar la niña asustada y poder aceptar a mi padre tal cual era, perdonar sus imperfecciones, honrar sus cualidades y sobre todo darle las gracias por todo lo que me dio.
Si logro sentirme responsable de cada uno de mis pensamientos, voy recuperando todo mi poder. He tomado la decisión de transformar en amor la mirada sobre nuestra relación para rescatar la confianza en mí misma y el equilibrio en mi vida, entre mi masculino y mi femenino.
Y para ello, aunque ya no estás en este plano, quiero recorrer el camino de poderme liberar y liberarte en paz y armonía. Y poder caminar, sea de día o sea de noche, feliz y ligera por las altas montañas.
Con cariño,
Elena Caballero
Mujer Amawtica
Las Mujeres que hay en Ti
Una respuesta a “El camino de sanar a papá”
Qué hermosa reflexión. A mi en cambio las palabras primeras al sentir pensar en la figura de papá es ausencia, quemeimportismo, irrespeto, dejadez, incapacidad de manifestar cariño…Ohhh cuánto por sanar!!!
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