
Hace un tiempo atrás escribí un breve artículo sobre la competencia, este gran mal de nuestro tiempo, que nos afecta a la gran mayoría de mujeres. Desde entonces, he continuado mi reflexión y observación acerca de este “mal femenino”, de dónde viene?, porque viene?, cómo sanar la competencia entre nosotras?, cuál es su raíz o raíces?, cómo nos afecta en nuestras relaciones?, etc. han sido algunas de las preguntas que me han llevado a profundizar y encontrar más pistas que nos pueden ayudar a sanar esta herencia femenina.
BRUJA BLANCA Y BRUJA NEGRA….
Tal vez lo más difícil sea reconocernos como mujeres que competimos, muchas de las que leen este blog, y otras mujeres con las que compartimos círculos y talleres, estamos en un camino espiritual muy bello, en el que trabajamos “nuestra luz”, el aceptar y reconocer nuestro potencial, nuestros dones, nuestro poder, nuestra capacidad de sanación,nuestras misiones, etc. es un camino hermoso y no siempre fácil, pero que para ser auténtico necesita estar en equilibrio y para ello es imprescindible conocer “nuestra sombra”.
Tanto acercarnos y poner nuestro empeño en avivar nuestra luz puede cegarnos, y hacer que nuestra mente (que por cierto es asombrosa), nos juegue una mala pasada, haciéndonos creer que ya que somos luz, y por lo tanto no hay sombras por trabajar… y esto, lamentablemente, está muy lejos de la realidad. Ya que si fuéramos totalmente luminosas no estaríamos leyendo este artículo, estaríamos en el khanaj pacha, en el nirvana o en el paraíso, pero no en la tierra, no aquí donde estamos en este instante.

Por experiencia propia, cuanta más luz descubrimos dentro de nosotras, más conscientes somos de nuestra sombra, y esa sombra esconde nuestros deseos más horribles e impensables, los defectos que queremos esconder a todo el mundo incluyéndonos a nosotras mismas, los pensamientos más malvados que hemos tenido o que podrían ocurrírsenos, la manipulación o el poder sobre los demás, todo aquello que en otra vida nos supo apetitoso está ahí.
No obstante, es cierto, somos brujas “blancas” pero hemos tenido que recorrer un camino para diferenciar la luz de la oscuridad, y ahí en nuestra sombra aún habita la bruja negra que está en nosotras… y si no nos enfrentamos a ella en algún momento, si no nos atrevemos a conocerla, un día nuestra luz se tornará oscura, pues el camino hacia el equilibrio consiste en no ir a extremos.
Y cómo es esa bruja negra?, pues repasemos la historia de las brujas negras y malvadas, muchas de ellas han sido consumidas por su dolor o sus propios miedos (negados), su egoísmo, su manipulación, su vanidad, su necesidad de control, su avaricia, su egocentrismo, su superioridad, su envidia, etc., etc., muchas usaron sus poderes psíquicos, de sanación, su sabiduría, el poder de palabra o la seducción, etc. etc. para manipular a los demás, para atentar contra las leyes divinas, esencialmente contra la Libertad.
No diré ya quienes llegaron a manejar la magia de sangre, que seguro las hubo muchas, pues no sabemos cuántas vidas habremos vivido en esta hermosa tierra, y tuvimos que vivir todas las experiencias para aprender lo que hoy sabemos… que NO QUEREMOS REPETIR LA LECCIÓN!!
Solo conocemos la Luz y el camino que debemos seguir por la sabiduría del corazón, y esa sabiduría, no es más que la experiencia acumulada durante muchísimas vidas, que ahora nos alerta sobre cada paso que estamos dando, para no errar esta vez.
Y DETRÁS DE LA COMPETENCIA…LA ENVIDIA
Y bueno, profundizando y observando esa sombra y hablando con la bruja negra, descubrí que la competencia, además de estar instaurada como un patrón familiar y social, también tiene una de sus raíces en la envidia.
Y que horrible palabra, a ninguna mujer le gusta reconocerse como envidiosa, pero si estamos en el proceso de sanar nuestra competencia femenina, debemos también revisar lo que no nos gusta.
La envidia para empezar nunca es sana, mucha gente dice “yo tengo envidia sana”, pero eso no existe, es como decir tengo una buena enfermedad, no existen enfermedades buenas.. si fueran buenas, no fueran enfermedades. Así que seamos honestas somos envidiosas, en mayor o menor grado, es posible, pero la envidia está ahí.
Y que es la envidia?. Básicamente, es desear lo que el otro tiene basándonos en la comparación. Y es una enfermedad que puede llegar a intoxicarnos el alma, a volvernos brujas verdes, nos bloquea el corazón, nos bloquea la creatividad, nos anula y nos hace tristes.
Pero por qué envidiamos? Por qué no somos capaces de ser felices con lo que nosotros tenemos? Yo sinceramente, aún no lo sé.
PAUTAS PARA SEGUIR SANANDO
Sin embargo, he descubierto pautas que nos pueden ayudar a seguir sanando, no solo la competencia, sino la envidia, y pueden ayudarnos a aceptarnos cada vez más y mejor, a nosotros mismos y todo lo que nos rodea:
>> Aprender a ser agradecidos, esta es la medicina más sagrada, la magia más blanca que existe y con la que podemos alejar cualquier oscuridad, la gratitud.
La mayoría de los seres humanos, nos quejamos todo el tiempo por lo que tenemos o por lo que no tenemos, le prestamos tanta atención a nuestros sufrimientos, que hasta nos ponemos tristes y esa es la muestra de nuestro egoísmo, sí, egoísmo porque la tristeza nos hace olvidar del resto del mundo, solo sacamos la cabeza por la ventana para quejarnos, por lo que nos duele, por lo que no podemos hacer, por lo que nos pasa, hasta por nuestras enfermedades, nuestros dolores, nuestros males.
Si fuéramos agradecidos veríamos que al final, lo que nos sucede no es tan malo, no enfocamos nuestra atención y nuestra energía en todo lo que tenemos de bueno. Si no vemos con un ojo, en vez de quejarnos, debemos agradecer por tener el otro ojo. Por tener lo esencial, por estar rodeados de quienes nos rodean, por haber nacido donde hemos nacido, por nuestra salud, por nuestro cuerpo, hay mucho por lo que agradecer, hasta por nuestras enfermedades o dolencias, pues seguro traen aprendizajes muy valiosos para nuestra vida.
Debemos aprender a no ser ingratos, a dar gracias a la vida, a Dios, a la Pachamama, no importa, simplemente dar las gracias, desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, se obraran milagros!!, nuestros guías, nuestros ángeles dirán, mira este ser, le hemos dado tantas pruebas y aun así está agradecido, quitémosle los pesares y démosle alegrías, pues lo merece. No me creas… haz la prueba!.
>> Reconocerte como única e incomparable, no existen dos seres iguales, ni dos caminos, ni dos formas de existencia, Dios y la Pachamama solo hacen originales, hace el molde solo una vez, y luego lo rompe, no existen dos seres iguales, todos somos únicos e irrepetibles. Pero no aceptamos eso, porque? Porque queremos ser igual que el otro?, tener su nariz, sus ojos, su pelo, estamos viéndonos afuera porque no vemos hacia adentro. Ojalá aprendiéramos a amarnos y aceptarnos como seres únicos, entonces no habría posibilidad de comparación.
>> Recuerda que todos somos reflejo de lo que vemos, nos olvidamos que todos somos espejo de otros. Si en el otro vemos la belleza, solo somos capaces de reconocerla porque está en nosotros, lo mismo si vemos defectos, es la ley del espejo, en realidad siempre nos estamos viendo a nosotros mismos. Pero nos puede pasar como Adonis, tanto verse en el espejo pierde su vida. Así es cuando miramos hacia afuera, a los demás, perdemos mucha vida.
>> Mira hacia tu hogar, en “conversaciones con Amawta”, nos dice que en la calle todos somos teatreros, todos sonríen, todos ponen una cara bonita para salir a la calle o para salir en la foto, pero en su casa es donde se desata el verdadero paraíso y o el verdadero infierno, a puerta cerrada, donde nadie ve sus miserias o sus alegrías. Es ahí donde debemos mirarnos, hacia nuestras casas, a nuestro alrededor, a nuestra familia, a nosotros mismos, si queremos tener una idea de cómo estamos. Deseamos mucho las alegrías de los demás, les vemos felices, sonrientes pero solo ellos saben lo que está en su corazón, ellos son los que conocen sus propios sufrimientos y pesares, nosotros no sabemos qué se esconde detrás de esas sonrisas que deseamos.
>> Tú eres tu propia medida, Estamos midiéndonos con los demás, como Gulliver cuando está con los enanos, es un gigante y cuando está con los gigantes, es el enano… pero en realidad siempre es el mismo, lo que cambia está fuera de él. Si queremos medirnos con alguien, debemos hacerlo con nosotros mismos, como éramos hace cinco o diez años?, como somos ahora?, y cómo queremos ser de aquí a cinco o diez años?, si somos justos solo podemos medirnos y compararnos con nosotros mismos.
En fin, aun da mucho más para escribir, para profundizar, para seguir meditando. Pero entre tanto… gracias, gracias por llegar hasta aquí, hasta este final, hasta estas letras. Gracias por ser parte de mi vida, de este caminar, de este blog, gracias por ser única, ser irrepetible y ser incomparable.
Jallalla!!
Warawara.
Una respuesta a “Sanando lo Femenino… «La envidia»”
Que bello texto, toca dentro y resuena. Gracias por tus palabras!!!
Gracias!
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