
A medida que llega el invierno, sentimos una especie de soledad y tristeza que nos acompaña. Durante este tiempo de preparación para la llegada del solsticio, vemos hacia atrás quienes fuimos, lo que vivimos durante este año, seguimos mes por mes y nos damos cuenta que han cambiado muchas cosas, nosotros hemos cambiado.
A veces hay situaciones en nuestra vida que plantean un quiebre, un momento de crisis interna, un tiempo que rompe nuestra línea de vida.
Momentos críticos en que sentimos que todo nuestro mundo se viene abajo, la tristeza, el enfado, la rabia, la ira, el dolor, acentúan nuestro sufrimiento y por momentos sentimos que durará para siempre. Nos vemos sumidas en un pozo profundo y parece que no hubiese salida, es un punto de no-retorno en el que sentimos que no hay nada peor que nos pudiera suceder, entramos en nuestro drama interno, y el mundo se acaba. Son nuestras pequeñas muertes!.
Todos a lo largo de la vida, hemos pasado por estos momentos intensos, y pensamos/sentimos/vivimos como si no hubiera el futuro, como si no hubiese salida y no hay nada que nos consuele.
Pero, en realidad esta situación es totalmente normal y también necesaria para que podamos crecer y evolucionar. Y esto, aunque no lo recordemos, lo sabíamos en el momento en que elegimos nacer en este planeta sagrado, en que se nace, crece y se muere, en el que la dualidad está presente siempre, reímos, lloramos, amamos, etc.
La Tierra, nuestra Pachamama, es una gran escuela de vida, ella es cíclica, tiene su propio ritmo y a la vez está en una danza de esferas que le influyen y hacen que esos momentos «críticos» sean más o menos duraderos. En su relación con el Sol, por ejemplo, como si fuera una pareja, cada año al acercarse el invierno sufre una crisis. Se distancian, se vuelca hacia sí misma y luego, después de haber pasado ese momento «critico», retorna con la Primavera para entregarse a la vida!
Es normal, entonces que nosotros también vivamos esta situación en nuestro día a día, no necesariamente con nuestra pareja, pero si con nuestras relaciones. Necesitamos esos momentos de «crisis», para crecer, individualmente y comunitariamente.
A veces, algo que nos ha llevado hacia ese «romperse/quebrarse/partirse o morir», es que nos hemos alejado de nosotras mismas, nos alejamos de nuestro centro, nos hemos olvidado de darnos amor, de atendernos, de cuidarnos, de darnos tiempo y nos hemos volcado hacia los demás, hacia afuera, hemos llegado al límite más lejano de nuestro centro y entonces cuando no podemos más, nos rompemos y comienza el retorno hacia el centro de una misma. Y en este punto es cuando volvemos a Re-nacer.
Yo, personalmente, morí muchas veces en mi propio cuerpo y renací cada vez más fuerte, más sabia, más centrada y con el tiempo he aprendido a dar la bienvenida a esas pequeñas muertes, aunque no por ello sigo sintiendo toda su intensidad.
Cómo sacarle el partido a nuestro momento de crisis para renacer…
- Cuando algo muere, necesita un tiempo de duelo, si una relación se ha terminado, si sentimos que «algo» se ha roto dentro de nosotros, necesitamos también dar un tiempo a que la energía vuelva a asentarse, nos gusta tan poco estar mal que a veces hacemos todo lo posible para huir de la tristeza, del llanto y del dolor, pero es necesario darle ese tiempo para que podamos expresar nuestras emociones, y llorar nuestro dolor, dejar que nuestras emociones salgan, darles espacio, pues si no salen cuando es «su momento», saldrán más adelante. Hay que aprender de la naturaleza, la luna nueva o el invierno nos traen este momento de duelo, de muerte, entrar en las profundidades de nuestra sombra, es un tiempo también necesario.
- Tomarse tiempo para sanar heridas, es importante y necesario ser pacientes con uno mismo, recordar que sanar es un proceso y no sucede de un día para otro. Cuando llegamos al límite, en vez de negar que estamos mal, tristes, enfadados, dolidos, heridos, es importante aceptar nuestro dolor, aceptar esa situación que estamos viviendo. Sin justificarla, ni buscarle soluciones inmediatamente, sino aceptar lo que ha sucedido, lo que hemos vivido, eso toma su tiempo. Si hemos salido heridas, necesitamos tiempo para nosotras mismas, para estar bien, reconocer cuáles son nuestras heridas?, qué es lo que nos duele?, qué es lo que no aceptamos?, antes de volver hacia uno mismo, es importante ver todo lo que podamos en nuestro límite, en nuestra sombra. Hay que recordar que sólo en estos momentos, lo que está en la sombra es visible. Sólo cuando estamos en la oscuridad nuestros ojos puede ver lo que ella esconde.
- No tomar decisiones definitivas, sino temporales. Cuando estamos en crisis, a veces somos drásticos en nuestras decisiones: nunca, jamás, siempre, suelen ser palabras que vienen a nuestro vocabulario como intentos de alejarnos de esa situación. Sin embargo, no es el mejor momento para tomar decisiones definitivas, es verdad que vemos la oscuridad del otro, es verdad que se han roto los lazos, es verdad que estamos rotos y necesitamos un tiempo para estar con nosotros mismos. Y ese tiempo, es necesario respetarlo para luego al volver, saber con seguridad cuál es la mejor decisión que debemos tomar, para con nosotros o con los demás.
- Recoger nuestro regalo. Cuando un héroe o heroína va hacia las profundidades del abismo, no vuelve con las manos vacías generalmente trae algo que es muy valioso para sí mismo: su experiencia. Así, antes de comenzar el camino de retorno hacia uno mismo, es importante aún estando en nuestra sombra, recoger el regalo de nuestra experiencia: ¿Qué he aprendido?, ¿Para qué se ha presentado esta situación en mi vida?, ¿Qué me duele y tengo que sanar? ¿Qué es lo que me doy cuenta que tengo que cambiar? ¿Qué actitud/patrón/conducta estoy repitiendo?.. etc., este es el regalo más preciado que debemos recoger, si no lo hacemos es probable que la vida vuelva a enviarnos al mismo lugar, que repitamos situaciones similares, hasta al final tener esa experiencia que un día se transformará en sabiduría.
- Damos lo que tenemos, Cuando es primavera los árboles dan sus flores, en el verano sus frutos y en otoño entregan sus hojas… sin embargo en invierno, ellos no dan nada, sino que guardan para sí mismos toda su energía, su savia. Lo mismo sucede con un pozo, mientras más limpio está su agua es más clara, pero para limpiar las profundidades primero ha pasado por sacar todo aquello que lo contaminaba, toda la basura, y eso duele, duele sacar afuera y reconocer nuestra «basura interna», sin embargo es un proceso necesario para más adelante entregar desde otro lugar, nuestro amor, nuestro cariño, nuestra confianza, etc.,
- Darse a Luz…. Finalmente, después de haber atravesado nuestro pequeña muerte, estamos preparados para volver, el camino comienza hacia uno mismo, es un camino a veces largo, pero es parte de ver esa gran luz de la sabiduría que nos da la experiencia nos damos a la luz. Iluminamos un trocito de nuestra sombra, perdemos el miedo a ir lejos de nosotros mismos, nos conocemos más y finalmente re-nacemos en nuestro propio cuerpo, a veces incluso ritualmente. Así como llega la primavera, llega también ese momento en que nos sentimos preparados para abrirnos a la vida, hemos sanado, nos hemos dado a luz…
Re-nacer después de una crisis…
Las mujeres particularmente, para conocernos tenemos que conocer muy bien el movimiento y la forma en que nuestra madre sagrada, la Pachamama vive sus procesos cíclicos.
Al igual que la abuela luna que nace, crece, entra en su plenitud para luego menguar y morir cada mes. Nosotras vivimos ese nacimiento y renacimiento con nuestra menstruación… somos cíclicas.
En realidad, todas nuestras relaciones son cíclicas, la pareja, la familia, la tribu, el clan, el trabajo, las amistades… todas las relaciones entran en esa vorágine circular que a veces nos lleva al extremo de la relación y otras veces nos encuentra en el centro… Solo de esa manera, las relaciones se fortalecen, crecen, encuentran su ritmo y se consolidan o finalmente se disuelven.
Cuando ya estamos enraizados y hemos empezado a equilibrar nuestra vida, a sincronizarla con el movimiento telúrico y cósmico. Cuando conocemos nuestro centro y nos reconocemos como parte del universo, aprovechamos este constante latido de expansión y contracción, cada encuentro y cada despedida… y llega ese momento en que nos hacemos sabios y sabias, aprendiendo de nuestra gran maestra la vida a renacer cuantas veces haga falta!
05 de Diciembre de 2017
21 DÍAS de preparación para el SOLSTICIO
“meditaciones, mensajes, canalizaciones y sueños”
Jallalla!!
Warawara Neila Marquina
Sacerdotisa de la Pachamama (Madre Tierra)
Sabiduría Amawtica Femenina para el nuevo tiempo